jueves, 1 de septiembre de 2016

¿QUE HACER?

Abstinencia de una aplicación en particular: No podemos impedir que los adolescentes hagan uso de las nuevas tecnologías, por lo que, una vez detectado el problema, es importante tener en cuenta que es lo que lo está generando.
En un primer momento, mientras ensañamos al menor a retomar el control sobre su conducta, es adecuado impedirle que haga uso de la aplicación que le genera el problema.

Por ejemplo, al detectar que un menor presenta un problema de adicción a Internet, vemos que éste pasa la mayor parte del tiempo chateando. En un primer momento, debemos de impedirle que, cada vez que se conecta, entre en un chat. Sin embargo, no debemos de impedirle que vea su correo electrónico o que navegue buscando información para un trabajo.

 Limitar el tiempo de uso: es importante que el menor se haga consciente de la diferencia entre el uso y el abuso. Para ello, es conveniente dialogar con el para poder llegar a un acuerdo acerca del tiempo de uso que se considera adecuado.

Una vez determinado el tiempo, es importante que le ayudemos a responsabilizarse de ello. El uso de señales externas, por ejemplo un despertador, que le avisen del tiempo, puede ser una buena estrategia para ayudarle a lograrlo.

Listado de consecuencias de la adicción y de actividades que ha dejado de hacer: en ambos casos, el objetivo es ayudar al menor a tomar conciencia de las consecuencias negativas de su conducta y de las ventajas de hacer un uso adecuado de las nuevas tecnologías.

Creación de un nuevo estilo de vida: la persona que tiene un problema de adicción a las nuevas tecnologías, lleva un tiempo dedicando todo su tiempo libre a ello. Es importante que le menor cambie su estilo de vida y que retome las actividades que ha dejado de hacer como
consecuencia de su problema. También es conveniente que pueda probar nuevas alternativas de ocio incompatibles con el uso abusivo de las nuevas tecnologías.

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